El tratamiento de datos personales genera una gran responsabilidad para las personas encargadas de gestionarlos, pues es responsabilidad de las personas empleadoras garantizar que el tratamiento sea ético, legal y transparente.
Sin embargo, en la práctica diaria, a veces se solicitan acciones que, aunque parezcan menores, pueden derivar en graves consecuencias jurídicas y reputacionales, por ejemplo:
- Compartir bases de datos sin verificar el consentimiento previo, ya que se requiere una autorización.
- Grabar sin consentimiento no solo vulnera la privacidad del interlocutor, sino que puede ser considerado espionaje o invasión de la intimidad.
- El envío de comunicaciones electrónicas sin autorización.
- Omitir registros deliberadamente puede ser interpretado como una forma de eludir responsabilidades.
Solicitar este tipo de acciones a tu equipo no solo los pone en una posición ética y legalmente vulnerable, sino que también compromete:
- La confianza de los clientes y usuarios.
- La reputación corporativa de la empresa.
- El cumplimiento normativo, que puede traducirse en multas, auditorías o demandas
Como personas empleadoras es primordial fomentar una cultura organizacional basada en el cumplimiento de la ley, el respeto a la privacidad, por lo tanto, se emiten las siguientes recomendaciones para prevenir riesgos jurídicos en el tratamiento de datos personales:
- Implementa políticas claras de protección de datos.
- Capacita a tu equipo regularmente.
- Designa a una persona o área responsable de protección de datos.
- Exige consentimiento informado y verificable.
- Documenta todo lo relacionado con el tratamiento de datos.
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